A manera de presentación….
Este breve relato bíblico ilustra poderosamente la necesidad de muchas de las personas que asisten a la Iglesia:
“¿Cómo podré entender si alguno no me enseñare?”
Hechos 8:26-31
26 Un ángel del Señor habló a Felipe, diciendo: Levántate y vé hacia el sur, por el camino que desciende de Jerusalén a Gaza, el cual es desierto. 27 Entonces él se levantó y fue. Y sucedió que un etíope, eunuco, funcionario de Candace reina de los etíopes, el cual estaba sobre todos sus tesoros, y había venido a Jerusalén para adorar, 28 volvía sentado en su carro, y leyendo al profeta Isaías. 29 Y el Espíritu dijo a Felipe: Acércate y júntate a ese carro. 30 Acudiendo Felipe, le oyó que leía al profeta Isaías, y dijo: Pero ¿entiendes lo que lees? 31 Él dijo: ¿Y cómo podré, si alguno no me enseñare? Y rogó a Felipe que subiese y se sentara con él.
iglesia
Fundamentos Bíblicos para la Madurez Espiritual: Enseñanza y Reflexión en Palabra Oportuna
Vivimos en tiempos donde lamentablemente se asume que, por el sólo hecho de una persona asistir con cierta regularidad a reuniones en alguna iglesia, ella entiende con claridad todo lo que se enseña y se predica. Otra característica de muchas iglesias de nuestro tiempo es que no se profundiza en la enseñanza bíblica, sino que más bien se enfatiza en la predicación de mensajes que muchas veces están cargados de religiosidad y condenación o en el mejor de los casos, no son más que mensajes motivacionales que enfatizan no otra cosa que sólo el éxito personal como única señal de la bendición de Dios, y esto a expensas de descuidar el fundamental hecho de que fuimos predestinados a ser conformados a la imagen de Jesús (ver Romanos 8:29). Dios Padre quiere que seamos cada vez más como Jesús, en carácter, pero también en obras (ver Juan 14:12).
Una característica de la buena enseñanza bíblica es que ésta abre la conciencia de las personas a realidades espirituales muchas veces ignoradas, pero también trae balance y madurez a los creyentes para que seamos librados de caer en falsas doctrinas y peligrosos énfasis que de tiempo en tiempo, vienen como modas al Cuerpo de Cristo.
En Palabra Oportuna no enseñamos la Palabra de Dios para contender sobre opiniones o interpretaciones; la enseñamos para alimentar y madurar al pueblo de Dios, y más allá de cualquier sesgo o énfasis doctrinal, nos esforzamos por fundamentar todo lo que afirmamos en la Palabra de Dios y al hacerlo tratamos de ayudar a las personas a verdaderamente comprender lo que la Biblia enseña y establece.
Sin embargo, es nuestro deseo y recomendación de que nada de lo que enseñamos por este medio, la página web, o cualquier otro medio, sea tomado de manera dogmática y ausente de una verdadera reflexión bíblica y con la ayuda del Espíritu de verdad, el Espíritu Santo. Sometemos todo lo que afirmamos al escrutinio bíblico. Eso es lo que nos da firmeza a la hora de ministrar la bendita Palabra de Dios.
Tres ejes rectores de todo lo que hacemos…
En Palabra Oportuna tenemos tres ejes rectores que definen, orientan y motivan todo lo que hacemos:
(1) La nueva creación y nuestra posición en Cristo.
(2) La realidad y actual vigencia del nuevo pacto.
(3) La perspectiva del reino de Dios.
Estos tres ejes son transversales en todo lo que proclamamos y enseñamos, ¡aleluya!
¿Quienes somos?
Nosotros
Palabra Oportuna, es un ministerio de enseñanza de la Palabra de Dios cuyo fundador tiene más de 25 años de trayectoria en la instrucción bíblica. Actualmente Palabra Oportuna se torna en un sello editorial para la producción, publicación y divulgación de materiales de enseñanza basados en verdades bíblicas cuyo principal objetivo es enseñar sobre nuestra identidad como nuevas creaciones en Jesucristo, qué es lo que tenemos en Él, y qué es lo que podemos y debemos hacer en Él para expandir el reino de Dios y así cumplir con la Gran Comisión.

Visión
Llegar a ser un ministerio de predicación y enseñanza bíblica efectivo en equipar a los creyentes para que éstos alcancen su máximo potencial en Dios, para que cumplan su llamado divino y sean conformados más y más a la imagen de Jesús.

Misión
Producir, publicar y divulgar enseñanza bíblica con el objetivo de madurar a los creyentes, ayudándoles a desarrollar su relación personal con Dios y así levantar una generación de creyentes, discípulos de Cristo que manifiestan la autoridad del reino de Dios y experimentan en plenitud los beneficios de la perfecta y completa obra redentora de nuestro Señor Jesucristo.

Metas
- Predicar y enseñar la Palabra de Dios con claridad y contundencia.
- Establecer creyentes maduros, discípulos de Jesús.
- Ministrar la Palabra de Dios con demostración del Espíritu y de poder.
- Traer conocimiento revelado a las personas; no mera teoría.
- Contribuir a la maduración de la Iglesia desde la unción del ministerio del maestro.
BIOGRAFÍA
Luis Yelincic
Luis Yelincic, el fundador de Palabra Oportuna, nació en la ciudad de La Paz, Bolivia y rindió su vida al señorío de Jesucristo el año 1988, a lo largo de toda su vida cristiana ha disfrutado del amor y la fidelidad de Dios y ha descubierto que la Palabra de Dios es el fundamento de la vida victoriosa. Su mayor deleite es proclamar y enseñar la Palabra de Dios abriendo el entendimiento de los creyentes a la realidad de su posición en Cristo y el propósito eterno de Dios para cada uno de sus hijos. El hermano Luis, disfruta ayudar a las personas a levantar sus expectativas por un mover fresco del Espíritu Santo con señales y prodigios que siguen a la proclamación y enseñanza de la Palabra de Dios. El año 2010, estableció “Palabra Oportuna” como un ministerio de enseñanza para bendecir y colaborar con institutos bíblicos e Iglesias cristianas desde el llamado y la unción del maestro. Luis Yelincic ha sido ordenado y separado para el servicio ministerial y vive en la ciudad de Cochabamba, Bolivia, donde pastorea la Comunidad Cristiana Río de Vida.


Luis Yelincic
Pastor de la iglesia
EN ESTO CREEMOS
Existimos para conectar a las personas con Jesús y entre sí
Dios se ha revelado a sí mismo como el eterno siempre existente YO SOY, el Creador de todas las cosas y el redentor de la humanidad. Él es infinitamente perfecto y se manifiesta como el Padre, Hijo y Espíritu Santo (Isaías 43:11; Mateo 28:19).
Las Escrituras, Antiguo y Nuevo Testamento, son la Palabra inspirada de Dios, la revelación de Dios para el hombre, y la infalible, autoridad final para toda la fe y práctica cristiana (2 Timoteo 3:15-17).
El Señor Jesucristo es el eterno Hijo de Dios y comparte la deidad de Dios. Él fue también hombre, concebido del Espíritu Santo, nacido de la virgen María, murió en la cruz como el sacrificio por el pecado, se levantó de los muertos, ascendió al cielo, y ahora está sentado a la diestra del Padre como nuestro Sumo Sacerdote y Abogado (Mateo 1:23; 1 Timoteo 3:16; Hebreos 7:25; 1 Juan 2:1).
El hombre fue creado a la imagen de Dios, pero desobedeció y cayó de la gracia de Dios. Por medio de esta caída el pecado entró al mundo trayendo muerte y causando no solamente muerte física sino también muerte espiritual (Génesis 1-3; Romanos 5:14-17).
El hombre peca porque tiene una naturaleza pecaminosa. Únicamente a través de la sangre derramada de Jesucristo y su resurrección, el hombre puede encontrar la salvación del castigo y poder del pecado. Esta salvación y vida espiritual son un regalo gratuito de la gracia de Dios y puede ser obtenida al creer personalmente en la persona y obra del Señor Jesucristo (Efesios 2:8-9; Romanos 5:17).
El hombre que está en Cristo, es una nueva criatura en su hombre interior. Somos hechura suya, creados en Cristo Jesús. Tomamos parte en su naturaleza divina (2 Corintios 5:17; Efesios 2:10; 2 Pedro 1:4).
El bautismo del Espíritu Santo es una experiencia que sigue a la salvación y otorga al creyente la capacidad de ser testigo eficaz del Señor Jesucristo operando en poder milagroso y en los dones del Espíritu Santo a fin de edificar a la iglesia. Esta experiencia es distinta a la experiencia del nuevo nacimiento y se evidencia por el hablar en nuevas lenguas según el Espíritu de Dios inspire a la persona que lo recibe (Marcos 16:17; Hechos 1:8; 2:1-4).
La redención que Jesucristo nos trae incluye más que solo el perdón de pecados. La sanidad es también una parte integral del Evangelio (Isaías 53:3-6; Mateo 8:16-17; 1 Pedro 2:24; Santiago 5:14-16).
El Cuerpo de Cristo, la Iglesia de Cristo, está conformada por los creyentes nacidos de nuevo y lavados por la sangre de Jesús. La Iglesia es la habitación de Dios mediante el Espíritu Santo. Cuando los creyentes son nacidos del Espíritu, éstos son unidos al Cuerpo de Cristo y enviados a cumplir la Gran Comisión. Jesucristo es tanto el Señor como Cabeza de su Iglesia (Mateo 16:18; Mateo 28:18-20; Corintios 1:2; Efesios 1:22-23).
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A. Bautismo en agua – Todos los que creen en Cristo Jesús como su Señor y Salvador son mandados a pasar por las aguas como una declaración de que ellos se han identificado con la muerte y sepultura de Cristo, y han sido levantados juntamente con Él para una nueva vida (Marcos 16:16; Hechos 10:47-48).
B. La mesa del Señor – La comunión o mesa o cena del Señor, es una expresión simbólica de nuestro compartir de la divina naturaleza del Señor Jesucristo (2 de Pedro 1:4), así como un recordatorio de su sufrimiento y muerte. Es también una declaración acerca de su segunda venida (1 Corintios 11:23-31).
La segunda venida de Cristo es el literal y visible regreso de Cristo para establecer su Reino (Mateo 24:27-30). Este acontecimiento incluirá el arrebatamiento de la Iglesia (1 Tesalonicenses 4:16-17), seguido por el regreso visible de Cristo con sus santos (la Iglesia) para reinar con Él en la tierra por mil años (Zacarías 14:5; Apocalipsis 1:7; 19:11-15; 20:1-6). El reinado milenial traerá la salvación de la nación de Israel y se establecerá en el mundo (Oseas 2:18; Isaías 2:4; Miqueas 4:3).
Llegará un día cuando los perdidos que hayan muerto serán levantados y juzgados de acuerdo a sus obras. A cualquiera al que no se encuentre su nombre escrito en el libro de la vida del Cordero, será sentenciado al castigo eterno en el lago de fuego (Apocalipsis 20:11-15).